Sabes muy bien a qué se deben las cosas. No quiero ser más el tipo malo de la película, que me refrieguen la vergüenza ni mis malos actos de los que me arrepiento enormemente por la cara, como un escudo para que no escape, para que me sienta mal y vuelva ahí, a tu nido tan podrido. No pienso seguirme envenenando con tu carne, ni con tus lágrimas.

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