El fluir de la conciencia I

El escucharte cantar las canciones de antaño ha pasado al olvido al igual que todo lo demás. Los besos y las promesas. Todo. Algo falló y nunca supimos qué fue en realidad. Tal vez fue culpa mía o tal vez la tuya. Lo que sí sé, es que el corazón se nos rompió producto de tantas traiciones y mentiras, unas más dolorosas que otras. A veces me preguntó en dónde comenzó todo, cómo fue que llegamos a esto. No lo sé, y me desespera que así sea. En ocasiones me dan ganas de correr hacia ti y no despegarme nunca de tu lado, a pesar de que todos los demás digan lo contrario y nos apunten con el dedo por hacer lo totalmente prohibido. Pero recuerdo tus mentiras y las cosas de las que me he enterado por otros medios, nunca de tu boca, y el hecho de que si no fuera por ellos o mis extraños presentimientos, estarías metiéndome limpiamente tus dedos en la boca. Hay heridas que jamás sanarán, y lo sé. He intentado muchas veces de ver todo por otros puntos de vistas, mas me es imposible. El no hacernos daño es una máxima irrealizable después de tanto dolor en nuestros corazones. Me dan ganas de llorar, de gritar, de patearte en el suelo, de estrangularte hasta que no quede ningún maldito soplo de tu vida. Pero te amé desde lo más profundo de mi corazón, desde los rincones más oscuros de mi alma… ¿y hoy en día qué hay? No lo sé. Siento que me mentiste muchas veces más, y te diría muchas cosas que tal vez no te llegue a decir nunca por toda la mierda que me recorre al sólo pensar en ello. Es extraño… abandoné muchas cosas por ti y gané muchas más, al parecer, como el odio de muchas personas y más traiciones por parte de individuos que consideraba mis amigos (una vez más yo, el rey de los buenos amigos fieles), por ejemplo, sin embargo siempre estuve ahí, contigo. Ahora eso es una mierda. Bien podrías hacer como si nada y seguir ocultándote en muchas sombras, seguir con muchas mentiras y tu carita de mosquita muerta. Total, yo siempre seré el malo de la película, el villano que siempre les hace mal a mujeres como tú que sufren frente a todo el público y detrás de cámaras maquinean otras relaciones. De alguna manera siempre lo sé, y le doy más vueltas al asunto de lo que crees. Es un mal, una bendición, es paz, es inseguridad, es amor, es odio. Es siempre lo mismo. Tú y tus secretos… y ahora yo y los míos. Y de eso, no sabremos más.

Muero y vivo perdido

Perdido en este desierto donde todo es verde, gris, blanco y negro,
Donde vuelan las mariposas libres e incineradas,
Donde la naturaleza vive muerta y putrefacta,
Donde todos mueren felices siguiendo su lánguido ciclo de vida.

Vivo en esas fotografías en sepia,
olfateando los olores a vainilla de esas bien amadas protagonistas,
sintiendo cómo se me estanca la sangre fría por las mañanas,
sabiendo cómo se me pierde la fe en los santuarios de la nada.

Y muero en estos campos de lágrimas,
en estos mares secos de horror,
muero cada noche en las espinas de mi cama.
Muero... simplemente muero de dolor bajo aquellas noches estrelladas.