Tu juego


Tan dulces fueron tus labios,
que fue una pena no poder retener el momento,
porque me embriagué de la locura de nuestros pasos,
de esa noche extraña en que rompimos las reglas
para hacerme sentir vivo de nuevo,
como un niño en tus brazos,
como un animal que rompe cadenas,
como un ser que puede volar alto y quemar estrellas.
No sé si fue un sueño más,
si fue verdad,
mentira, una ilusión de la gracia de Dios,
o una simple tortura para estos días.
Volvería el tiempo atrás,
y viviría en las mariposas de ese momento,
de ese grito insaciable que nacía desde lo más profundo
y que me hacía sentir vivo.
Viviría de esa dulzura,
de ese segundo eterno,
de esa noche inmoral,
de ese amanecer cruel,
en tu habitación,
en tu territorio,
en ti,
oh, Dios,
cómo me gustaría retener ése momento.
Que el destino me perdone,
pero esta vez, por primera vez,
siento que perdí en el juego de otro:
en el tuyo.


Hoy, me siento destrozado…