Tanto te cuesta entender


Tanto te cuesta entender
que tus palabras salan mi gran herida
como un dolor infinito y furtivo,
encerrado en los mensajes silenciosos
y furtivos ante el velo de mi presencia.
Tanto te cuesta entender que fueron sus manos
las que te tocaron como te dejabas conmigo,
cuando aún quemaba el calor de mis roces
en tu piel.
Tanto te cuesta entender
que es en tu mirada
donde se esconden los perdidos veinticuatro meses
en que se perdió tu historia,
tu halo, tu esencia,
para convertirte en una mal parida, en una perra,
en una indecencia hecha figura,
en esa elocuencia que me persigue
para volverse loco y decir que odio tu voz,
tu presencia, tu piel toqueteada,
tus labios putrefactos,
tus pezones destrozados,
tu vagina impura,
para dejarme en esto,
como el victimario, la maldita podredumbre,
durmiendo al lado tuyo,
incubando al viejo odio malentendido,
pretendiendo quererte,
volviéndome viejo,
perdiendo mis días.
Perdiendo mi vida.