Para Belén Muñoz y su risa.
Mi alma les debe.
Lago rojo, oscuro eterno.
¡Fuego, fuego!
Terminemos ya el encuentro.
Los bosques arden,
los números corren,
las aves han aprendido a hablar
el idioma humano.
¡Ahógate ahora, ahógate!
Nada este mar de lágrimas,
recorre estos valles del terror,
vuela sobre los cielos del miedo.
¡Grita, desespérate!
Empecemos un nuevo encuentro.
Los bosques son cenizas,
los números se perdieron
en la lógica de la locura,
las aves sólo hablan groserías.
Lago rojo, oscuro eterno.
Nunca el lago fue tan rojo
ni el oscuro tan eterno.