Millas cerca

Pasaron las horas de un extraño contacto

en nuestro compromiso por hacer

de todo esto algo posible.

Sentir pasar las millas en un segundo

y los segundos transcurrir en besos y palabras.

Ver lo pensado frente a nuestros propios ojos

y hacer de lo intangible algo verdadero.

Tener el placer de entrar en el hogar de tu amor

y tocar tus labios en pleno despuntar del alba.

Un sueño hecho realidad,

un sueño por cumplir,

un hechizo del cual soy parte,

un sortilegio del cual tú eres la bendita culpable.

Una carta para...

Te vas haciendo viejo y no quieres mirar más allá del límite. A veces te olvidas de cuando eras niño, de cuando te trataban como tal, de cuando vivías en esos mundos creados en tu cabeza y reías y reías sin preocuparte de nada. Me dices de que algún día te entenderé, una suerte de karma para ti, y a cada día que pasa, voy sintiendo que tienes razón, y me da miedo tratar de enfrentarme a lo mismo que tú, dar la cara por mí y por ti... y por los niños que quizá llegue a tener a futuro. Me da miedo de que nos parezcamos cada vez más y que lo que siempre hablas, parezca tener más sentido de lo que muchos sabios pueden llegar a saber. He seguido tus pasos sin ser consciente de ello, y no me arrepiento, porque frente a todo, seguimos viviendo como queremos y las nubes parecen siempre echarse a un lado nuestro. No puedo dejar de verme al espejo y verte en mí, y me siento orgulloso, me siento lleno. Me siento parte de algo, heredero de mil experiencias. Me siento bien, sin arrugas, sin heridas. De los errores uno aprende, de las victorias uno casi nunca saca nada, por desgracia. Pero a veces, el estar pleno en tu propio nido, es mejor que un millón de cosas. Algún día te entenderé a la perfección, lo juro, y pagaré como padre lo que siempre erré como hijo...