Este es un puto deseo de muerte


No me vengas con tu cara lastimera ahora,
la mejor de todas las que conoces,
y me digas que todo esto es cumpa mía,
clavando sobre mí antiguas espinas,
reabriendo oscuros dolores.
Las cosas ahora son de la manera
que simplemente tienen que ser.
Un pecho hinchado de rabia,
los ojos llorosos de odio,
como si fuera yo quién buscó viejos amores
de la lista y tachó otros tantos fugases nuevos,
como si fuera yo quién quisiera que
las cosas fueran así ahora.
Admítelo, y no corras la cara,
y manda cien palomas mensajeras
con estas palabras, acción que conoces tan bien
como la palma de tu mano.
No creo en ti, así como tampoco creo en
nuevos comienzos.
Piensa: si aún no sanas tus viejas y resentidas heridas,
¿qué te hace pensar de las mías?
Ni los besos ni tu sexo me bastan.
No se respira aire nuevo en eso,
compréndelo.
Diste tu último disparo,
mataste al par de moribundos gatos.
Una triste y terrible tragedia.
Espero tu sonrisa sólo se plasme
en viejas fotos.
Te deseo lo peor por haberme dejado así, perra.

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