Vivimos
en la virtud de lo necesario,
en
mi fantasía y delirio de tenerte en mis brazos,
en
palabras que recorren distancias,
en
sentimientos que quiebran hielos,
en
la luz de tu pecho que entumece
mi
cabeza y mis pensamientos.
Vivimos
de la libertad coartada por terceros y cuartos,
por
el mundo maldito que nos relega
a
otras dimensiones,
por
tu maldito capricho y tu desgraciado mal querer
que
me destina a donde no quiero ser destinado.
No
soy más que una cifra, un trozo de aire,
una
gota de agua, un pedazo de pasto en tu cabello,
mientras
que tú para mi eres una sonrisa, una risa,
un
suspiro, un latir descompasado, una mirada fugaz,
un
abrazo, un último beso de despedida,
un
sueño del que sigo sin querer despertar,
una
pequeña mordida, un recuerdo, una foto,
una
persona que contesta del otro lado,
que
escribe mensajes con vapor en mi ventana,
una
persona con constelaciones que jamás serán mías.
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