Suficiente


Las cosas son difíciles de aquí en adelante. Sé que no te puedo sacar de mi cabeza, pero es el estar al lado tuyo el que me hace despertar, el que me hace dar cuenta que estoy lleno de mierda, podrido, enterrado hasta mis fosas nasales, lleno de rencor y las cosas que hacen que tu corazón se agriete, se retuerza y se haga cada vez más denso, no pudiendo flotar sobre los aires ni en el agua. Estoy mal, lo sabes; te aprovechas de mi debilidad por tu carne, de que me encantan tus labios y tus garras de gata salvaje en mi espalda, tus pies infantiles y tus gritos descontrolados en nuestra soledad; sabes que somos buenos amantes, que no queremos compartir nuestro gran secreto con ningún tercero ni un cuarto; pero lo hicimos, y eso nos mancha, por Dios, cómo nos mancha… Qué daría por volver todo atrás, por no cometer los mismos errores de siempre ni haber abierto tu Caja de Pandora… aunque al parecer, siempre estuvo media abierta, esperando el momento para dejar liberar todo lo que adentro se contenía. No es culpa mía, ni tampoco tuya: es solo el destino que nos quiere demostrar que juntos somos la peor combinación del mundo, que nuestros sueños fueron hechos para desecharse y nuestros cuerpos y mentes para ser compartidos con terceros y cuartos, como ya se hizo y se seguirá haciendo. Porque es el mirarte a la cara y no creer nada de lo que dices, que sólo tienes miedo a verme feliz en algún otro lado que no sea contigo, que te quedes sola y te sientas vacía para toda la vida. Si fuera por hacerte feliz, tendría que destrozar mi alma y volverme duro y frío como nunca quise, volverme el típico tipo aburrido del Siglo XXI, el chico bueno que ama a su mujer y que la llama cada sesenta minutos para saber cómo está y anunciar en qué anda. No quiero ser ése; al menos no contigo. No quiero que de esto nazca un lazo digno de ser sufrido por personas que acarreen nuestra propia sangre. No quiero eso. No quiero nada. Sólo quiero descansar, vivir esto solo, sufrir mi despecho, sufrir por cómo fueron las cosas contigo, con ella, sufrir por cómo eran las cosas hace un año, sufrir por lo linda que te encontraba cuando te conocí, sufrir por todo lo que sufrí por no tenerte cuando más te quería hacer mía, sufrir por cómo se fueron dando las cosas, por toda esta mierda que llevo acarreando durante años, sufrir porque no eres tú quien me puede sanar ni sacar de mi propio infierno. Sufrir porque no fuiste tú quien me deparó el destino. Sufrir por todo lo que te he hecho sufrir. Tú lo sabes bien, en el fondo de tu alma. Esto no es para nosotros. Los dos merecemos ser felices, abrazar y ser abrazados, querer y ser queridos correspondientemente. Es esperar sin hacerse añicos; esperar sin perder la paciencia, la calma, los estribos de nuestras vidas. Aprendí que es bueno quedarse calmo; mi temporal más reciente me abrió los ojos y me trajo de vuelta a casa. Espero tú vuelvas pronto a la tuya, que la mía no te pertenece más. Decir adiós, es crecer. Entiende, por favor, que estar contigo, sólo me hace más daño. Sólo me abre más el pecho y me hace sentir más destrozado, putrefacto, enfermo. Por favor, si no eres tú la cura, pues no seas mi cáncer. Nadie me saca esto de la cabeza. Ni del corazón. Nadie… nadie. Ni tu sonrisa, ni tu pelo, ni tus dientes, ni tus ojos dementes, ni tus apasionantes latigazos, ni tu amor desesperado, arrogante, loco, enfermo, ni tus pechos, ni tus piernas. Por favor, no seas más mi infierno.
            Sé que tengo que vivirlo, pero espero sea otra persona el que lo traiga de nuevo. Contigo, ya fue suficiente.  

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