Deja que se congelen tus manos


Deja que se congelen tus manos
y que cada hebra de tu cabello se chamusque
este invierno
como nunca lo hicieron en verano.
Que se mueran tus manos entrelazadas
en un rezo infinito e irracional,
rogando paganamente por un nuevo amanecer
después de este maldito eclipse lunar.
No llores más y date cuenta dónde demonios
estás parada, qué hiciste y todo lo que hemos sufrido.
Sé que no es excesivamente tu culpa,
porque decías ser una niña pequeña que no sabía
nada del mundo,
pero ponte los malditos pantalones y date cuenta
de todos tus errores.
No me hagas cargar tu cruz,
estoy cansado y no soy Jesús.
Quédate con esto, el sentimiento desgarrador
que siempre te ha acompañado.
No tendrás nada más que eso por ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario